La tecnología ha invadido todos los ámbitos de nuestra vida y el ocio de los niños no es una excepción. Aunque los juegos tradicionales como los juegos de mesa o los deportes siguen teniendo hueco en su agenda, es indudable que una gran parte de su tiempo la pasan jugando a los diferentes videojuegos que esta industria pone a su alcance.
A la mayoría de los padres, nacidos en una época donde la tecnología no era tan importante, esto les parece una auténtica pérdida de tiempo, y a veces lo es, si el juego no estimula al niño o no le ayuda a adquirir conocimientos o habilidades. Esto lo podemos evitar buscando videojuegos que sean educativos para los niños, con lo cual, además de divertirse, aprenden.
Sólo hay que buscar un poco y determinar aquellas características que hacen que un videojuego deje de ser un simple pasatiempo y se convierta en enriquecedor para el niño.
Los videojuegos pueden proporcionar al niño el aprendizaje de habilidades como la creatividad, la reflexión estratégica, la cooperación si juegan el grupo, etc. Esto se debe a que los videojuegos se componen de una serie de retos que el jugador debe superar, ya sea cuidando una mascota o atravesando mundos creados específicamente para los juegos. Esto supone que el niño tiene que analizar continuamente el entorno, realizar razonamientos inductivos y deductivos, ensayar estrategias, aumentar la capacidad de la memoria, estimular el razonamiento matemático y desarrollar habilidades psicomotrices.
Para lograr esto, deberemos alejarnos de los videojuegos violentos y buscar otros que ayuden a desarrollar valores y estrategias en el niño. Podemos elegir entre juegos de plataforma, siempre que no resulten estresantes para el niño, juegos de puzles o lógica, simuladores o juegos de estrategia.
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