Santos y cumpleaños. En España, como nos gusta tanto celebrar y estar con la familia y amigos -no lo digo yo sino muchas encuestas-, tenemos dos celebraciones propias de cada uno/a: la onomástica y el cumpleaños. Hasta mediados del siglo XX era costumbre extendida bautizar a los niños con el nombre del santo del día, si no en primer lugar, sí, al menos como segundo nombre. Era una forma de expresión cristiana para tener, al menos, un intercesor en el Cielo. De esta manera muchas personas celebraban una sola vez al año. Como todo evoluciona, hoy solemos tener dos celebraciones, aunque, de igual modo que se ha perdido el uso de llamar a la criatura con el santo del día, con ella ha volado, en muchas ocasiones, la de felicitarla cada año el día de su onomástica. En Cataluña, por ejemplo, la felicitación del santo se conserva y, socialmente, es tan importante o más que la del cumpleaños. Celebrar el cumpleaños es una costumbre importada de los Estados Unidos, que ha arraigado muy bien: Happy Birthday to you! Hay que distinguir entre santos y cumpleaños. Con el día de la onomástica no te puedes equivocar, lo tienes en el santoral o en la wikipedia. Sólo puedes cometer el error de conocer a alguien por un diminutivo y no dar con su verdadero nombre -por ejemplo, yo conozco a una Vicky que no se llama Victoria sino Virginia-, pero esto no es lo habitual. En cambio, con el día del cumpleaños es fácil "meter la pata", a no ser que tengas una memoria de elefante. Es aconsejable llevar una agenda en el ordenador o el teléfono y una copia en papel, por si la tecnología falla.

Hoy en día hay otras facilidades como las de las redes sociales, que te avisan del cumpleaños de tus contactos. Los santos son todos felicitables y regalables; los cumpleaños más opcionales, aunque la felicitación es muy de agradecer, pero la cuestión "regalo sí / regalo no" ya depende del presupuesto de cada quien. La flexibilidad en estos temas hoy en día es fundamental, pues hay que tener en cuenta que sigue habiendomujeres que sólo celebran el santo, pero felicitarlas el día del cumpleaños puede resultarles ofensivo. A mi abuela le coincidían ambos, pero siempre decía celebrar su santo y en mi familia hemos heredado la sana costumbre femenina de no decir la edad, no cumplir o descumplir; eso sí, la celebración la conservamos. Por otra parte, desde que se puede registrar a un bebé con el nombre que se quiera -el de una fruta que coincide con un gigante de la informática, por poner un ejemplo famoso-, existen personas que carecen de día en el santoral. Será bueno conocer quién celebra qué para no meter la pata y, en caso de tratarse de un compromiso, no dudes en felicitar el santo antes que el cumpleaños.

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